No hay dificultad que los béticos no podamos salvar. Es cierto que llegamos al derby en una situación complicada, pero de peores hemos salido. Nuestra historia está plagada de altibajos. Tropezamos y caemos mil veces, pero siempre resurgimos cual ave fénix. Hay que apelar a nuestra leyenda e idiosincrasia, a esa garra y orgullo herido que mostramos siempre que nos han creído muertos y tan solo estábamos dormidos. Hay que apelar a esos dos goles de Rubén Castro al Valencia cuando el Betis sucumbía en la penumbra de 10 jornadas sin conocer la victoria. Hay que apelar a la genialidad de Beñat al lanzar esa falta a ras de suelo, inalcanzable para Varas. Hay que apelar a la reacción frente al Real Madrid tras la debacle del derby del año pasado. Hay que apelar al pundonor de Luis Eduardo Schmidt partiéndose la cara en el Pizjuán, en el sentido más literal de la palabra partir. Hay que apelar al gol de Chuli en el último suspiro en Guimaraes. Hay que apelar al manquepierda, hay que luchar, hay que creer y hay que despertar a este gigante dormido.
¡A POR EL DERBY!
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